Baloncesto: Japón 77 - España 88

El último baile de Pau empieza con una sardana de Ricky Rubio

ricky rubio
Ricky Rubio destrozó a la defensa de Japón. (AFP)

Ricky Rubio vive un idilio con Asia. Cada vez que pisa el continente más poblado del mundo, el base incrementa sus prestaciones hasta niveles impensables como se pudo ver en el estreno olímpico de España ante la anfitriona Japón. El base de Minnesota bailó una sardana a toda la defensa nipona hasta endosarles 20 puntos, 9 asistencias y 25 de eficacia para un triunfo por 77-88.

El jugador de El Masnou estuvo muy bien acompañado por unos hermanos Gasol que en poquísimo tiempo juego dejaron su impronta. Marc anotó 12 puntos, mientras que Pau aportó nueve para contener a los dos jugadores NBA de Japón –Hachimura y Watanabe–, quienes anotaron 20 y 19 puntos, respectivamente.

España se presentó en el Saitama Arena 15 en trance después de lo que vivió logrando el Mundial ante Grecia. Los nuestros comenzaron con un parcial de 2-11 ante una Japón que no tenía respuestas ante el destrozo que les estaba haciendo Marc Gasol en la pintura con un Ricky Rubio que sigue en la misma versión de MVP que mostró en la Copa del Mundo 2019 en China.

Julio Lamas, un viejo conocido del baloncesto español y actual seleccionador nipón, plantó una defensa en zona que detuvo la hemorragia cerca del aro invitando a España a jugar la lotería del triple. A España se le atragantó esa suerte, donde apenas tuvo éxito en sus lanzamientos lejanos en el primer periodo permitiendo a los anfitriones de los Juegos Olímpicos reengancharse al partido.

Los pupilos de Scariolo no eran capaces de descifrar una defensa donde Japón lucía sus virtudes de intensidad y juego solidario llegando a empatar el marcador a 26 puntos a cinco minutos del descanso. Entró Ricky Rubio desde el banquillo con la llave para desarmar a los nipones y en 50 segundos encabezó un parcial de 0-8 que se amplió a 2-22 hasta el descanso para dejar el choque visto para sentencia con el 28-48 en el luminoso.

Siesta en Saitama

Los nuestros, sin embargo, volvieron a bajar la intensidad conforme fue avanzando el tercer cuarto. Japón profesa la práctica del martillo pilón y a poco que te relajas se vuelven a meter en el partido. Especialmente desafortunado estuvo un Usman Garuba que tiene el draft en los próximos días y que no jugó al nivel esperado.

España dejó que los locales volviesen a acercarse a 10 puntos en los albores del periodo final impulsados por un Togashi que era una copia de Campazzo a la japonesa y un Watanabe que tenía ganas de demostrar a su ex técnico Scariolo –coincidieron en los Raptors– que merecía muchas más oportunidades.

Con Japón subiéndose a las barbas, los vigentes campeones del mundo volvieron a los conceptos básicos empezando por jugar más cerca del aro implicando a un Willy Hernangómez que asentó su baza como revulsivo en caso de bloqueo mental. España restauró la ventaja en la decena de puntos con el regreso de un Ricky Rubio excelso.

El base exhibió el nivel de las grandes citas que, casualmente, coinciden con sus visitas a Asia. Enamoró al mundo en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, fue el MVP del Mundial de China 2019 y ahora tiene el mismo desafío en Tokio. España está en buenas manos con este director de orquesta para el último baile de Pau Gasol.

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